Lagos, ¿por qué y para qué?
Escribo esta columna a pocas horas de que el expresidente Ricardo Lagos hiciera pública su decisión de entrar en la carrera presidencial 2017. Una determinación legítima, pero que a la vez abre una serie de interrogantes sobre las razones de este radical apresuramiento del exmandatario, quien había planteado en numerosas ocasiones marzo del próximo año como le fecha en que se definiría sobre una eventual repostulación a La Moneda.
Surge entonces la pregunta del porqué de esta decisión, que sorprendió a todo el oficialismo. Los números de las encuestas nos dan una clara luz al respecto: los tibios resultados de Lagos en los sondeos hasta ahora conocidos. El último, la Adimark de agosto, donde ante al pregunta abierta ¿quién preferiría que fuera el próximo Presidente de Chile? Lagos obtiene un 5% -empatado con Alejandro Guillier-, muy distante del 18% del expresidente Sebastián Piñera. La situación se repite al inquirir ¿quién cree que será el próximo Mandatario?: 43% Piñera, 8% Lagos. Pero antes fue la CEP: sólo a un 5% le gustaría que Lagos volviera a La Moneda (versus un 14% de Piñera) y sólo un 5% cree que lo logrará (frente a un 20% de Piñera). Así, claramente hay una situación poco favorable que el exmandatario busca revertir apurando al máximo el tranco de la contienda 2017. Además, Lagos toma así la iniciativa y conducción de su opción presidencial y evita la posibilidad de terminar siendo descartado por los partidos.
Pero también surge otra pregunta, bien de fondo y fundamental para el país: ¿para qué busca Lagos volver a La Moneda? ¿Para profundizar el programa de reformas que ha llevado adelante el gobierno Bachelet y la NM? ¿O para llevar adelante un cambio de rumbo del país? La segunda alternativa no parece viable, Lagos es parte de este gobierno, ha adherido a la Presidenta y a su programa en forma categórica. Claramente, y como él mismo lo señala en su declaración, es una opción de "continuidad" de esta administración, que ha llevado adelante un programa refundacional, ha impulsado malas reformas, técnicamente deplorables, todo lo cual ha tenido como consecuencia un frenazo del crecimiento, con las lamentables y negativas consecuencias que estamos viendo en el empleo. Un costo que, como siempre, terminan pagando todos los chilenos, especialmente los más vulnerables y la clase media. En resumen, más de lo mismo, seguir con el camino trazado, sin luces de rectificación profunda de lo que no se ha hecho bien.
Asimismo, la decisión unilateral e inconsulta de Lagos constituye un verdadero exocet a Bachelet y al gobierno, en momentos en que la actual administración vive su peor momento, consolidada en todas las encuestas bajo la barrera sicológica del 20% (entre un 15% y un 19%). Esto no sólo acrecentará la sensación de "pato cojo" y vacío de poder que recorre a La Moneda hace meses. Lagos ha dado oficialmente por terminado el segundo período de Bachelet en la Presidencia. Ahora, todas las fuerzas estarán concentradas en cómo se alinean las fuerzas internas de la NM frente a una carrera presidencial desatada y respecto a la cual Palacio no tiene ningún control, especialmente ad portas de las elecciones municipales. Todo ello, cuando aún queda 1 año 7 meses de gobierno.
Ante este escenario, el desafío de Chile Vamos es actuar con unidad, cuidando todos sus liderazgos y, sobre todo, generar una propuesta que asegure lo que realmente espera y necesita el país: un urgente cambio de rumbo.
Escribo esta columna a pocas horas de que el expresidente Ricardo Lagos hiciera pública su decisión de entrar en la carrera presidencial 2017. Una determinación legítima, pero que a la vez abre una serie de interrogantes sobre las razones de este radical apresuramiento del exmandatario, quien había planteado en numerosas ocasiones marzo del próximo año como le fecha en que se definiría sobre una eventual repostulación a La Moneda.
Surge entonces la pregunta del porqué de esta decisión, que sorprendió a todo el oficialismo. Los números de las encuestas nos dan una clara luz al respecto: los tibios resultados de Lagos en los sondeos hasta ahora conocidos. El último, la Adimark de agosto, donde ante al pregunta abierta ¿quién preferiría que fuera el próximo Presidente de Chile? Lagos obtiene un 5% -empatado con Alejandro Guillier-, muy distante del 18% del expresidente Sebastián Piñera. La situación se repite al inquirir ¿quién cree que será el próximo Mandatario?: 43% Piñera, 8% Lagos. Pero antes fue la CEP: sólo a un 5% le gustaría que Lagos volviera a La Moneda (versus un 14% de Piñera) y sólo un 5% cree que lo logrará (frente a un 20% de Piñera). Así, claramente hay una situación poco favorable que el exmandatario busca revertir apurando al máximo el tranco de la contienda 2017. Además, Lagos toma así la iniciativa y conducción de su opción presidencial y evita la posibilidad de terminar siendo descartado por los partidos.
Pero también surge otra pregunta, bien de fondo y fundamental para el país: ¿para qué busca Lagos volver a La Moneda? ¿Para profundizar el programa de reformas que ha llevado adelante el gobierno Bachelet y la NM? ¿O para llevar adelante un cambio de rumbo del país? La segunda alternativa no parece viable, Lagos es parte de este gobierno, ha adherido a la Presidenta y a su programa en forma categórica. Claramente, y como él mismo lo señala en su declaración, es una opción de "continuidad" de esta administración, que ha llevado adelante un programa refundacional, ha impulsado malas reformas, técnicamente deplorables, todo lo cual ha tenido como consecuencia un frenazo del crecimiento, con las lamentables y negativas consecuencias que estamos viendo en el empleo. Un costo que, como siempre, terminan pagando todos los chilenos, especialmente los más vulnerables y la clase media. En resumen, más de lo mismo, seguir con el camino trazado, sin luces de rectificación profunda de lo que no se ha hecho bien.
Asimismo, la decisión unilateral e inconsulta de Lagos constituye un verdadero exocet a Bachelet y al gobierno, en momentos en que la actual administración vive su peor momento, consolidada en todas las encuestas bajo la barrera sicológica del 20% (entre un 15% y un 19%). Esto no sólo acrecentará la sensación de "pato cojo" y vacío de poder que recorre a La Moneda hace meses. Lagos ha dado oficialmente por terminado el segundo período de Bachelet en la Presidencia. Ahora, todas las fuerzas estarán concentradas en cómo se alinean las fuerzas internas de la NM frente a una carrera presidencial desatada y respecto a la cual Palacio no tiene ningún control, especialmente ad portas de las elecciones municipales. Todo ello, cuando aún queda 1 año 7 meses de gobierno.
Ante este escenario, el desafío de Chile Vamos es actuar con unidad, cuidando todos sus liderazgos y, sobre todo, generar una propuesta que asegure lo que realmente espera y necesita el país: un urgente cambio de rumbo.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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Santiago- Chile
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