En este deportivo los protagonistas de "Volver al futuro" traspasaban las barreras del tiempo. El vehículo ingresó al país con permiso provisorio y Jorge Yarur, dueño del Museo de la Moda, tendrá que reexportarlo después.
Foto Archivo
"Shiii... qué voy a tener moneas yo", asegura Eric Leiva (30 años) mientras esconde su cabeza en la capucha de su polerón.
En el papel, posee un Lamborghini Diablo, morado metálico —edición especial del cual sólo hay 529 en el mundo—, año 2001, que en el mercado internacional vale sobre $100 millones. Asegura que nunca ha visto, ni menos poseído uno modelo así.
"Además, ¿con qué?", pregunta, mientras sus manos doblan cajas de cartón y las apila para venderlas. Su punto de acopio es la modesta casa que habita en Playa Ancha, hasta donde regresó en febrero de 2009 tras siete años en Estados Unidos.
Se niega a hablar del vehículo que está guardado en una bodega de la Aduana en Valparaíso. Allí este auto espera su destino junto a un Ferrari, un Jaguar y un Aston Martin (la marca favorita de James Bond).
¿La razón? Aduanas los incautó como parte de una investigación por presunto contrabando y fraude aduanero, sospecha que llevó al servicio a presentar una querella ante tribunales. Sin embargo, hay que advertir que en este caso y otros de autos de lujo usados sí se pagaron los impuestos, por lo que no existe evasión tributaria.
Se triplica uso de franquicia en cinco años
El caso del cartonero es uno de los procesos que investiga Aduanas por la supuesta venta del cupo de la franquicia legal que tienen los chilenos al retornar después de haber residido en el exterior, la cual les permite ingresar un auto usado, con la restricción de no venderlo, arrendarlo o prestarlo a terceros por tres años.
Según estimaciones, en este mercado negro los cupos se venden entre 400 mil y un millón de pesos.
El uso de la franquicia en los últimos cinco años se triplicó: "En 2005 registramos un ingreso de 269 vehículos por esta vía y en el 2010 esa cantidad llegó a los 950 vehículos", reconoce Fabián Villarroel, secretario general de Aduanas (s) y jefe del Departamento de Asuntos Institucionales y Comunicaciones.
De ese número, en Aduanas investigan 208 casos en todo Chile por presuntas irregularidades: "Creemos que la gente sabe que está haciendo mal uso de la franquicia y por eso se falsifican documentos, como la dirección del importador, con un nombre falso. Aquí todos saben que están comprando el cupo de una persona y lo hacen ilegalmente", afirma Villarroel. Y para la búsqueda de estos vehículos trabajan coordinados con la Brigada Investigativa en Recintos Portuarios (Briderpo), de la PDI.
En la mira hay profesionales, comerciantes y empresarios que habrían usado un atajo para tener autos de colección. Pero aunque sea esa la razón, ellos enfrentan procedimientos administrativos y judiciales por un presunto delito que, según Aduanas, podría implicar una multa de una a cinco veces el valor del vehículo y de 61 días a 3 años de cárcel.
Jueces de garantía rechazan sobreseer casos
Varios de los involucrados insisten en que la operación no fue delictual y que son completamente inocentes. Algunos de los casos ya se han ventilado en el Juzgado de Garantía de Valparaíso, pero los jueces han rechazado los pedidos de sobreseimiento de los investigados y han fijado plazo para que la fiscalía resuelva si formaliza o no a esas personas. En total, en la justicia de la ciudad puerto hay cinco querellas en curso y dos denuncias.
A su vez, en Santiago prospera la que existe en contra del joven del programa Yingo Iván Cabrera, quien sigue querellado, y también la persona que presuntamente le vendió el cupo para traer un Saturn Sky amarillo, biturbo del año 2007.
El cartonero y los autos estacionados
Uno de los casos en que el tribunal rechazó sobreseer es el del joven cartonero, de dos mujeres que viven en Santiago y del empresario Martín Borda, quienes —desde 2010— en frentan tres querellas (acumuladas hace dos semanas) por la internación del Lamborghini Diablo, de un Aston Martin Vanquish Coupe azul de 2006 (precio instalado en Chile de $ 175 mil dólares) y otro Lamborghini modelo Gallardo, año 2008, de un costo estimado de $134 mil dólares.
Según la querella de Aduanas, el Lamborghini Diablo fue internado en octubre de 2009 por el cartonero al amparo de la franquicia 00.33 y como dirección aparecía una ubicada en el barrio alto de Santiago y que corresponde a una empresa.
Los fiscalizadores aduaneros aparecieron allí en octubre de 2010.
Preguntaron por el cartonero... pero nadie lo conocía. Más aún, el gerente de administración y finanzas emitió un certificado que indicaba que esta persona no vivía allí, ni nunca había trabajado en esa firma.
Pero al preguntar por el vehículo a seguridad del edificio surgió la sorpresa: estaba en el estacionamiento. Cuando le preguntaron al empresario, éste respondió —según los fiscalizadores— que era de un amigo que le había pedido que guardara el vehículo y mencionó al cartonero (cosa que éste negó ante los aduaneros y la PDI), según relata la querella que presentó Aduanas en la justicia.
Similar respuesta dio respecto a los otros dos vehículos: que el Aston Martin era de la señora de un amigo que le pidió que también lo cuidara y que el Lamborghini Gallardo pertenecía a una amiga de su hermana que también le habría pedido el mismo favor.
En otro caso, Aduanas se querelló contra otro coleccionista, identificado como Fabio Traverso, quien presuntamente financió la internación al país de un Lamborghini Murciélago 2005, un Porsche amarillo 912 año 1966 y un Ferrari gris 1999.
Esta historia empezó judicialmente el 22 de junio cuando se incautaron los vehículos desde un taller mecánico especializado en vehículos de lujo. El fiscal es Carlos Parra, a quien el jueves de la semana pasada el Juzgado de Garantía de Valparaíso dio un plazo de 90 días para formalizar o no.
Fiscalía quiere pronunciamiento judicial
Según el fiscal José Uribe Ortega (encargado del caso del cartonero), no existe una sentencia judicial precedente en casos de internación de autos lujosos usados. Es que, aunque resulte oneroso, en general los sorprendidos en esta conducta optaban por "comprar la acción penal"; vale decir, pagar una multa (el precio del vehículo multiplicado) y reexportarlo (sacarlo del país), ya sea para venderlo o guardarlo.
Eso es lo que tramita un matrimonio que vivió cinco años en Madrid, regresó a Chile el 2008 y que aparece como propietario de un Jaguar XK 150 de 1957 y un Alvis, cuatro puertas, de 1934. Ambos fueron incautados el 13 de junio, pero en manos de otra persona. La misma opción tomó un empresario coleccionista, que deberá pagar la multa y sacar del país un Ferrari GT negro, año 1967 que internó a nombre de un tercero. Si bien Aduanas conoce la identidad de estas personas, en virtud del acuerdo prefieren no entregarla.
Otra opción recurrida ha sido abandonar el vehículo en las bodegas aduaneras, en donde después de 90 días irá a remate fiscal, tras lo cual ya no tendrá inconveniente para circular por territorio nacional.
Y ya que no hay dictámenes penales previos, el fiscal Uribe y el fiscal regional Pablo Gómez (que también investiga el caso del Lamborghini Diablo) esperan ver qué dicen los tribunales: "En los casos anteriores, que son pocos pesquisados, generalmente se salía por un acuerdo reparatorio con Aduanas y no llegábamos a un pronunciamiento judicial", dice Uribe.
Y recalca que "por eso queremos como fiscalía que los tribunales nos digan si esta figura de traer estos autos de esta forma es un delito o no".
"Podría haber contrabando aduanero", expone, pero recalca que en los casos que investigan no hay evasión tributaria: "Se pagaron por auto más de 20 mil dólares de impuesto".
En cambio, el secretario general de Aduanas (s) Fabián Villarroel no tiene dudas: "Creemos que se configuró la figura de contrabando propio sin perjuicio de que el auto pueda estar a nombre de otra persona. Pero el comprador final cometió el delito porque hubo falsificación documentaria y quien aparece como importando no es el importador, sino que se le puso el nombre de una persona a la que se le pagó algo" (por el cupo).
El caso es monitoreado desde Santiago por la Fiscalía Nacional, particularmente por la Unidad Especializada en Lavado de Activos, Delitos Económicos y Crimen Organizado (Ulddeco), que dirige Mauricio Fernández, y que ya tiene en su poder todos los antecedentes.
Desde hace 26 años se prohíbe importar autos usados
La prohibición de ingresar autos usados al país rige desde el 27 de diciembre de 1985, cuando se publicó la Ley 18.483 que estableció el nuevo régimen legal para la industria automotriz.
Elaborada por la Junta de Gobierno Militar, en su artículo 21 plantea que "a contar de la fecha de publicación de esta ley, sólo podrán importarse vehículos sin uso". No obstante establece excepciones para vehículos especiales (como ambulancias o coches mortuorios) o bien para aquellos que puedan importarse al amparo de los regímenes aduaneros especiales, como la franquicia 00.33 que faculta a quienes hayan vivido fuera del país ingresar un vehículo usado.
Sólo un año puede estar en el país el vehículo de "Volver al Futuro", que tiene Museo de la Moda
Sólo un año y gracias a una "admisión temporal", visada por el Servicio Nacional de Aduanas, podrá estar en Chile emblemático auto DeLorean de la película "Volver al futuro" y que remató el dueño del Museo de la Moda, Jorge Yarur.
El vehículo con que Marty McFly traspasaba las barreras del tiempo ingresó al país el 18 de enero de este año y, desde el 28 de abril, es una de los principales atractivos de la muestra "Volver a los 80' II". Pero, aun cuando es propiedad de Yarur, no podrá permanecer indefinidamente, pues vulnera la prohibición de ingresar autos usados.
Fuentes de Aduana plantearon que "a lo más" Yarur podría pedir una prórroga, pero al final igual deberá "reexportarlo" cuando concluya el plazo. De hecho, el ente fiscalizador aduanero está planeando una visita inspectiva a la muestra.
Al presentar el DeLorean, el mismo Yarur reconoció en parte la situación en declaraciones a Cooperativa: "El problema de esto es que en la Aduana señalaron que, ya que caía en la ley de autos usados, no se puede ingresar al país".
Mejor suerte podría tener la copia de este mismo auto que trajo a su "Museo del Automóvil" el empresario Carlos Cardoen, quien pidió acogerse a la franquicia de donaciones, dado que el vehículo habría sido regalado a la Fundación Cardoen, entidad civil sin fines de lucro. Su futuro se dirimirá en los próximos días.