HP ha enviado hoy una extensa nota de prensa en la que anuncia estar 'estudiando alternativas estratégicas para su división de sistemas personales'. La compañía, en palabras de su CEO Leo Apotheker, 'está valorando la posibilidad de separar su división PSG a través de un Spin Off u otro tipo de transacción'.
Todo esto, dicho de una manera más sucinta, equivale a esos carteles naranaja fosforito que podemos ver a veces en locales vacíos con la leyenda: 'Se vende, se alquila o se traspasa'. HP quiere deshacerse de su división de ordenadores personales y le da un poco igual cómo se haga mientras las condiciones sean buenas.
De aquí a unos meses el panorama podría ser cualquiera. HP podría vender completamente su división como ya hizo IBM con Lenovo en 2004. También podría ceder la fabricación de los equipos a algún fabricante asiático, pero manteniendo la marca y, al menos en teoría, la calidad. Este movimiento sería parecido al que efectuó Philips este año con su división de televisores. Una tercera opción podría ser crear una marca satélite para la división, cambiando el modelo de gestión para hacerlo más agil y con mejor capacidad de reacción.
¿Capacidad de reacción frente a qué?
Esa es la gran pregunta que surge en todo este asunto. ¿Qué es lo que ha llevado a un fabricante del tamaño y rancio abolengo de HP a tomar una decisión tan radical? El mercado de portátiles no va nada bien, es cierto, pero HP no es precisamente un pequeño fabricante que esté más expuesto a los vaivenes del mercado.
Según datos de la consultora IDC, el mercado de ordenadores (portátiles y sobremesa) ha caido un 8.9% durante el primer trimestre del año en el territorio conocido a nivel empresarial como EMEA (Europa, Oriente Medio y África). Gartner matiza algo más esa cifra y la sitúa en el 4.8%.
En España, el batacazo es mucho más monumental, con caídas de en torno al 35.2% en el primer trimestre y de 41.3% en el segundo, pero la peor situación de la economía española no tiene la más mínima importancia a la hora de ponderar la decisión a nivel global que ha tomado una empresa multinacional.
Dejando el caso español a un lado, lo cierto es que HP sigue siendo el primer fabricante de ordenadores del mundo. Su situación, en realidad, no es tan mala salvo por la crisis económica global que nos afecta a todos por igual y por una probable (y esto es opinión personal más que otra cosa) 'hipertrofia del funcionario' de su estructura interna. Este mal es algo muy común en las empresas tan grandes que acaban necesitando elaborar cuatro presentaciones en Powerpoint por triplicado sólo para concertar una reunión de negocios.
¿La amenaza de los tablet?
Los dedos acusadores de la manada habitual de analistas apuntan al crecimiento de las ventas de tablets, con el iPad a la cabeza, como causa de la decisión de HP. Hace tiempo ya que oímos expresiones como 'la era post-PC' o 'el ocaso de los PC'.
Francamente, me resulta bastante risible pensar que sean los tablet los causantes de la muerte del PC. Seamos serios, ningún tablet de los que actualmente pueblan el mercado es, ni por asomo, capaz de emular todas las funciones de un equipo portátil hecho y derecho, eso por no hablar de un sobremesa. Esto es así, y quien no se lo crea, que intente instalar CAD o Photoshop CS5 en un iPad y me cuente la experiencia. Los tablet son herramientas de consumo ligero de contenidos, no de productividad, por mucho que se travistan de portátil conectándose a un teclado.
Otra cosa muy distinta es que la industria haya sobrepasado los límites del uso que hacemos de los portátiles hace tiempo. Desde que salió el primer Pentium, el floreciente mercado de los ordenadores ha experimentado una evolución meteórica y absolutamente absurda cuyo máximo exponente es la Ley de Moore.
Cada pocos meses los equipos se renuevan en un ciclo sin fín y ¿Para qué? Los hábitos de los usuarios no han cambiado tanto y, si exceptuamos los videojuegos más tragones, al final hay personas que gastan un Core i7 con 16GB de RAM y 2TB de disco duro para escribir en Word y navegar por internet. No es de extrañar que los tablet, con un rendimiento infinitamente peor, sean más que suficientes para un elevado porcentaje de usuarios cuyas necesidades de computación estaban, en realidad, muy por debajo de lo que la indistria quería hacernos creer que necesitábamos. Ahora muchos fabricantes están acusando ese error de sobreacelerar el mercado.
Por otra parte, más de un analista debería dejar de hablar de porcentajes y empezar a hablar de cifras absolutas. Según Gartner, en el primer trimestre del año se vendieron 7.7 millones de iPads (continúo con el ejemplo de Apple simplemente porque es el tablet de más éxito). En el mismo período se vendieron 84 millones de ordenadores entre portátiles y sobremesa. Si eso es 'el ocaso del PC', ya me gustaría a mi disfrutar del mismo declive. El abandono de la plataforma Web OS, pésimamente gestionada, si que responde a las buenas ventas de los tablet, de todos menos el suyo, claro.
HP apunta una y otra vez a la necesidad de ser más flexibles en el mercado. 'Creemos que hay alternativas que podrían otorgar a PSG una mayor autonomía y flexibilidad para tomar decisiones de inversión más estratégicas y, de esta forma, mejorar la posición para sus clientes, socios y empleados' dice el bueno de Apotheker.
En el fondo del asunto casi se puede leer que la razón de vender / alquilar / traspasar la división de ordenadores no es otra que 'No somos tan rápidos como la competencia. Fabricar portátiles es muy cansado y no da tanto dinero como decirle a empresas sin la menor idea de tecnología qué hardware y software deben utilizar'.
La decisión final de HP se hará efectiva en un plazo de entre 12 y 18 meses. Incluso aquí, la situación es complicada. Cuando IBM anunció su venta de la división de hardware ya contaba con un comprador. Aquí, que se sepa, no lo hay todavía. Un año es un plazo muy largo y el cartel naranja fosforito de la puerta puede convertirse en el peor enemigo para el valor de la división PSG.