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| Alcalde de vitacura señor Torrealba |
El problema del calentamiento global tiene efectos que no siempre son posibles de adjudicar al agente económico que los provocó. Las formas de combatir ese fenómeno son básicamente tres, pero sólo dos de ellas son eficientes.
La que se ha probado no eficiente consiste en prohibir cualquier actividad que emita dichos gases: eso provoca enormes problemas sociales por las pérdidas —muchas veces irremontables— que sufren las empresas afectadas, el desempleo asociado y la menor disponibilidad de bienes para el resto de la sociedad.
Las otras dos opciones incorporan mecanismos de mercado que las hacen efectivamente conducentes: una consiste en fijar un límite superior a la emisión de dichos gases, de modo que las empresas que los sobrepasen se vean obligadas a comprar bonos de otras cuya tecnología les permite estar bajo dicho límite. Así, el total emitido seguirá bajo los parámetros establecidos, y la flexibilidad disminuye los problemas sociales mencionados. La otra forma es introducir un impuesto a la emisión de dichos gases, que inhiba la utilización de tecnologías que los generen, y de esa forma provocar la migración de manera gradual hacia otras tecnologías.
En ese contexto, la Municipalidad de Vitacura ha introducido un novedoso esquema, pionero en Latinoamérica, que consiste en vender bonos de carbono a los automovilistas que adquieran su permiso de circulación en esa comuna, de modo que la generación de CO2 a la atmósfera que provoque el uso de su automóvil esté mitigada por el incentivo que tuvo otro agente económico (posiblemente en otro lugar del mundo) para iniciar una actividad ecológica que disminuya la generación equivalente de gases efecto invernadero. Así, un automóvil cuyo motor tenga unos dos mil cc de cilindrada y que recorra unos 20 mil kilómetros al año, se estima que introduce unas tres toneladas de CO2 a la atmósfera, por las que tendría que pagar unos siete mil pesos. De esta forma, los automovilistas comienzan a pagar por las emisiones que generan, pero dichos fondos, en vez de ir a impuestos generales o locales, están destinados a financiar actividades que disminuyen el proceso de calentamiento global al que está sometido el planeta. Aunque esas actividades inicialmente estarán ubicadas principalmente en India y China, posteriormente también podrán estarlo en nuestra región o en Chile.
De todas formas, es necesario recordar que el carácter global del fenómeno hace que cualquier iniciativa que disminuya el ingreso de esos gases a la atmósfera beneficia al planeta como un todo (aunque los efectos no son necesariamente parejos).
Esta iniciativa se enmarca en el esfuerzo que despliega la Fundación Chile y Celfin Capital, entidades que crearon el año pasado la Bolsa Climática de Santiago, que busca expandir los mercados que transan dichos bonos. Por su parte, el municipio de Vitacura se incorpora con este plan al mercado voluntario mundial para cumplir con los estándares ambientales, en una iniciativa inédita en el mundo a nivel municipal.
No sólo se trata de un esfuerzo novedoso, sino que además ilustra la fuerza constructiva que surge de tener una diversidad de municipios autónomos en el país.
Saludos,
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